Ignoro en qué década se olvidaron de las medidas de Venus y comenzaron a estar cada vez más huesudas muchas mujeres. Imagino que es una especie de fobia por el sobrepeso y que es simplemente un transtorno mental, pero la cinta métrica no miente. Para mí que fue culpa de la moda y las mujeres altas extranjeras que daban la impresión de ser delgadas allá por los noventas. Si una mujer siente flácidos sus músculos es porque no los ejercita, y quizá le dé la sensación de tener sobrepeso. No lo sé, ese mundo es completamente desconocido. Lo único que sé es que ignoran que una mujer así es fea para un hombre. De lo que uno puede encontrar por la red es que las mujeres no siempre fueron así.
CCH Naucalpan, generación 96
Descubre lo que otros oyeron mientras te perdías esas tardes de toquines y de amores imposibles.
jueves, 20 de octubre de 2011
viernes, 7 de octubre de 2011
Never can say goodbye!
Jackson 5 - Never Can Say Goodbye
Así que estoy en el metro rumbo a casa. Veo los zapatos del de enfrente y me doy cuenta de que están más nuevos y limpios que los míos, que de tanto andar ya saludan y hasta dicen adiós. De pronto, entre mis ojos y los zapatos de charol del abogado aparece una monita casi en calzones enseñando sus piernas peludas, y aunque me dé igual (ya dirán otros que sí) pasan frente a mí. El novio de la persona en cuestión parece no importarle, y se sientan inmediatamente a mi lado. La monita, horrorizada porque hay como tres o cuatro hombres a su alrededor, como puede se tapa con un suéter mientras yo, volteando a otro lado, le quito el gusto de hacerse la buena del vagón. -¡Chale!- pienso yo -¡che vieja!-, para mí que es un jueguito de algunas mujeres querer andar enseñando los calzones y a la vez andar con una cierta mojigatería muy desagradable. Imagino que no tenía ropa limpia en casa, pero en esos casos creo que siempre es preferible ver qué se va a poner uno al salir a la calle. Y... bueno, sigo escuchando "Never can say goodbye", la versión original de los Jackson 5, y si algún día los escucho en Universal, sabré que algo está pasando.
Así que estoy en el metro rumbo a casa. Veo los zapatos del de enfrente y me doy cuenta de que están más nuevos y limpios que los míos, que de tanto andar ya saludan y hasta dicen adiós. De pronto, entre mis ojos y los zapatos de charol del abogado aparece una monita casi en calzones enseñando sus piernas peludas, y aunque me dé igual (ya dirán otros que sí) pasan frente a mí. El novio de la persona en cuestión parece no importarle, y se sientan inmediatamente a mi lado. La monita, horrorizada porque hay como tres o cuatro hombres a su alrededor, como puede se tapa con un suéter mientras yo, volteando a otro lado, le quito el gusto de hacerse la buena del vagón. -¡Chale!- pienso yo -¡che vieja!-, para mí que es un jueguito de algunas mujeres querer andar enseñando los calzones y a la vez andar con una cierta mojigatería muy desagradable. Imagino que no tenía ropa limpia en casa, pero en esos casos creo que siempre es preferible ver qué se va a poner uno al salir a la calle. Y... bueno, sigo escuchando "Never can say goodbye", la versión original de los Jackson 5, y si algún día los escucho en Universal, sabré que algo está pasando.
viernes, 30 de septiembre de 2011
Walkman nuevo!
Llegué a la casa como todas las tardes y no se escuchaba mas que ruido del refrigerador y la telenovela de la tarde. Luego, cuando me quité el uniforme me puse un pants y me marché corriendo a comprar un tocacintas Sony. Caminé hasta llegar a Plaza Jardines a la tienda de aparatos electrónicos y llegué a comprar mi nuevo walkman, no era muy ostentoso, costaba noventa pesos y solamente tenía la función de reproducir casetes, pero eso me bastaba, carecía de la función megabass que caracteriza a esta marca, tampoco tenía el Dolby ni eran autorreversibles, ni tenía radio, pero eran lo suficiente para escuchar el nuevo casete de los Beatles que había comprado: el Magical Mistery Tour. La caja era de colección pero se estropeaba fácilmente. Así que al salir de la tienda me marché a casa. Luego me subí a la azotea y desde allí estuve escuchando todo el álbum. Entonces estudiaba en la secundaria, y vivía en casa de mis padres. Uno nunca sabe qué será de su futuro, por eso es mejor planearlo y actuar como si de veras fuera a ocurrir como uno lo imagina. Los bienes son perecederos, y de aquél tocacintas queda nada más una anécdota, porque luego me compré otro con más funciones, aunque a este le tuve un cariño especial, quizá porque fue el primero que pude comprar con mis ahorros. Luego terminó como amplificador de un tocadiscos que compré. Pero, ¡Ah!, cómo me divertí con este aparato!
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El precio de las cosas
Todos los años cambia el valor de los precios y los productos que compramos. A veces los cambios son tan lentos que muchos no los perciben, y dan por hecho que no tiene cambios el valor de nuestra moneda. En ocasiones me pregunto si de verdad la gente olvida este tipo de cosas, por ejemplo, que en 1995 el precio de los Chipotles Barcel (como un burdo ejemplo) era de 50 centavos, los mismos que circulan actualmente, y que ahora cuestan 6 pesos. Es cierto, el salario mínimo se ha elevado, pero no lo suficiente como para empatar la inflación que merma año tras año el poder adquisitivo de la clase baja y media baja de la población mexicana. A menudo a la gente se le engaña con conceptos engañosos, por ejemplo, con el precio de la gasolina. Dicen los economistas (aliados del Estado) que el valor del litro de gasolina debe empatarse con el precio internacional: semejante estupidez no tiene nombre. Suponer que el precio debe ser el mismo que en el extranjero es decir que el sueldo de un mexicano es el mismo que el de un francés o un estadounidense. Para darse cuenta de la magnitud de las cosas, un empleado con salario mínimo en Estados unidos se puede comprar en promedio la fabulosa cantidad 64 litros de gasolina con un día de su sueldo (hablando de salario mínimo norteamericano), ¿cuántos litros se pueden comprar con un salario mínimo actual de 58, 59 pesos?, las cifras son irrisorias.
En ocasiones es mejor tratar de recordar las cosas como se van dando y no olvidar el valor que tienen, porque lo que ahora puedes comprar, tal vez mañana se vuelva un artículo de lujo, como un bien inmueble o qué se yo, tantas cosas que compramos todos los días.
En ocasiones es mejor tratar de recordar las cosas como se van dando y no olvidar el valor que tienen, porque lo que ahora puedes comprar, tal vez mañana se vuelva un artículo de lujo, como un bien inmueble o qué se yo, tantas cosas que compramos todos los días.
jueves, 29 de septiembre de 2011
Un México que seguramente no viste
Enigma - Return To Innocence
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Muchos lo ignoran por completo, es comprensible, algunos ni siquiera habían nacido o tenían conocimiento de las cosas. Eso pasa siempre: le pasó a tu padre, te pasará a ti y luego a tus hijos. Nadie será el primero ni el último. Pero si estás leyendo esto, te contaré que alguna vez existió, por ejemplo, el llamado "bono del metro", que por una cierta cantidad podías entrar una y otra vez al metro durante cada quincena. Tiempo después ese bono desapareció y fue remplazado por planillas de boletos con una cantidad limitada. Ahora pagas (octubre 2011) la cantidad de tres pesos por cada viaje. Cuando yo comencé a usar el metro su costo era de 20 centavos, de la misma moneda que usas actualmente y que muchos no aceptan por tener poco valor.
De seguro también ignoras que hubo una época en la que si tú querías estudiar en la UNAM, después de la secundaria tenías que hacer examen de admisión en la UNAM y, así, quedarte o no en la UNAM, era lo mismo para el IPN y sus preparatorias; igualmente para las demás instituciones educativas. En 1995 hubo un conflicto con la entrada del nuevo esquema de acceso a la educación media superior, y que entonces se llamó Ceneval. recuerdo haber escuchado a una muchacha de sexto semestre decir que su huelga no era por su escuela, sino por la escuela de sus futuros hijos. Ahora dicen que es para mejorar el servicio, igualdad y un sinfín de argumentos. Sea como sea, ahora la matrícula de estudiantes está muy bien controlada.
También te diré que hubo una época en la que los estudiantes no teníamos computadoras. Alguna chica guapa me contó que tenía una Compaq con Pentium II, y que era lo más nuevo, que sólo algunos estudiantes adinerados podían tener. Así que no había los café internet ni se sabía tanto de internet mismo. Sólo que por aquellos años había máquinas con MS-DOS que te encontraban la clasificación de los libros de la biblioteca del CCH, que casi nunca servían y casi siempre estaban apagadas. Imagino que ya las habrán actualizado. La llegada de todo lo que conocemos ahora tardaría mucho, y entonces era necesario sacar fotos con una cámara, sacar copias a los libros y buscar información a la antigua: ir a la biblioteca y sacar libros
Qué decir del precio de los cigarros. Cuando adolescente, solíamos comprar la cajetilla de Salem en 2.50 pesos, los cigarros sueltos eran más caros, porque valían veinte centavos los sueltos, y eso ya era mucho. Pero cuando se tomó conciencia del daño que causaban, decidieron inflar una y ot5ra vez los impuestos para que los consumidores ya no compraran ¿cierto? No, subieron el precio porque sabían que de todas maneras lo pagarían.
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Muchos lo ignoran por completo, es comprensible, algunos ni siquiera habían nacido o tenían conocimiento de las cosas. Eso pasa siempre: le pasó a tu padre, te pasará a ti y luego a tus hijos. Nadie será el primero ni el último. Pero si estás leyendo esto, te contaré que alguna vez existió, por ejemplo, el llamado "bono del metro", que por una cierta cantidad podías entrar una y otra vez al metro durante cada quincena. Tiempo después ese bono desapareció y fue remplazado por planillas de boletos con una cantidad limitada. Ahora pagas (octubre 2011) la cantidad de tres pesos por cada viaje. Cuando yo comencé a usar el metro su costo era de 20 centavos, de la misma moneda que usas actualmente y que muchos no aceptan por tener poco valor.
De seguro también ignoras que hubo una época en la que si tú querías estudiar en la UNAM, después de la secundaria tenías que hacer examen de admisión en la UNAM y, así, quedarte o no en la UNAM, era lo mismo para el IPN y sus preparatorias; igualmente para las demás instituciones educativas. En 1995 hubo un conflicto con la entrada del nuevo esquema de acceso a la educación media superior, y que entonces se llamó Ceneval. recuerdo haber escuchado a una muchacha de sexto semestre decir que su huelga no era por su escuela, sino por la escuela de sus futuros hijos. Ahora dicen que es para mejorar el servicio, igualdad y un sinfín de argumentos. Sea como sea, ahora la matrícula de estudiantes está muy bien controlada.
También te diré que hubo una época en la que los estudiantes no teníamos computadoras. Alguna chica guapa me contó que tenía una Compaq con Pentium II, y que era lo más nuevo, que sólo algunos estudiantes adinerados podían tener. Así que no había los café internet ni se sabía tanto de internet mismo. Sólo que por aquellos años había máquinas con MS-DOS que te encontraban la clasificación de los libros de la biblioteca del CCH, que casi nunca servían y casi siempre estaban apagadas. Imagino que ya las habrán actualizado. La llegada de todo lo que conocemos ahora tardaría mucho, y entonces era necesario sacar fotos con una cámara, sacar copias a los libros y buscar información a la antigua: ir a la biblioteca y sacar libros
Qué decir del precio de los cigarros. Cuando adolescente, solíamos comprar la cajetilla de Salem en 2.50 pesos, los cigarros sueltos eran más caros, porque valían veinte centavos los sueltos, y eso ya era mucho. Pero cuando se tomó conciencia del daño que causaban, decidieron inflar una y ot5ra vez los impuestos para que los consumidores ya no compraran ¿cierto? No, subieron el precio porque sabían que de todas maneras lo pagarían.
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jueves, 23 de octubre de 2008
Sueño número 10
Billy Joel - I Love you Just the Way you Are
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Por fin he dejado de soñarte. Hace un par de años que te fuiste de mi vida. Sin embargo, me hubiera gustado conservar trozos de memoria en esas hojas de papel. Mientras tanto, debajo de las cobijas, prendo mi radiograbadora y sintonizo la radio. Hace frio. Hay que dormir, habrá que levantarse temprano mañana.
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Por fin he dejado de soñarte. Hace un par de años que te fuiste de mi vida. Sin embargo, me hubiera gustado conservar trozos de memoria en esas hojas de papel. Mientras tanto, debajo de las cobijas, prendo mi radiograbadora y sintonizo la radio. Hace frio. Hay que dormir, habrá que levantarse temprano mañana.
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