Todos los años cambia el valor de los precios y los productos que compramos. A veces los cambios son tan lentos que muchos no los perciben, y dan por hecho que no tiene cambios el valor de nuestra moneda. En ocasiones me pregunto si de verdad la gente olvida este tipo de cosas, por ejemplo, que en 1995 el precio de los Chipotles Barcel (como un burdo ejemplo) era de 50 centavos, los mismos que circulan actualmente, y que ahora cuestan 6 pesos. Es cierto, el salario mínimo se ha elevado, pero no lo suficiente como para empatar la inflación que merma año tras año el poder adquisitivo de la clase baja y media baja de la población mexicana. A menudo a la gente se le engaña con conceptos engañosos, por ejemplo, con el precio de la gasolina. Dicen los economistas (aliados del Estado) que el valor del litro de gasolina debe empatarse con el precio internacional: semejante estupidez no tiene nombre. Suponer que el precio debe ser el mismo que en el extranjero es decir que el sueldo de un mexicano es el mismo que el de un francés o un estadounidense. Para darse cuenta de la magnitud de las cosas, un empleado con salario mínimo en Estados unidos se puede comprar en promedio la fabulosa cantidad 64 litros de gasolina con un día de su sueldo (hablando de salario mínimo norteamericano), ¿cuántos litros se pueden comprar con un salario mínimo actual de 58, 59 pesos?, las cifras son irrisorias.
En ocasiones es mejor tratar de recordar las cosas como se van dando y no olvidar el valor que tienen, porque lo que ahora puedes comprar, tal vez mañana se vuelva un artículo de lujo, como un bien inmueble o qué se yo, tantas cosas que compramos todos los días.
En ocasiones es mejor tratar de recordar las cosas como se van dando y no olvidar el valor que tienen, porque lo que ahora puedes comprar, tal vez mañana se vuelva un artículo de lujo, como un bien inmueble o qué se yo, tantas cosas que compramos todos los días.
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